¿Cual es el problema que resuelve convertirse Saul Goodman? fue una de las preguntas que tuvieron en la cabeza Peter Gould y Vince Gilligan -creadores de Better Call Saul- para desarrollar esta serie que arrancó en 2015, apenas dos años después del (excelente) final de una de las series más celebradas de la historia de la televisión, esas que marcan un antes y un después: Breaking Bad.
Volver a entrar al mundo de Albuquerque tan pronto y sobre todo después de haber cerrado la historia con un moño era una movida arriesgada que fue recibida de forma divisiva. Recuerdo que en ese momento confiaba plenamente en la capacidad narrativa de Vince Gilligan y me tranquilizaba que vuelva a estar detrás del proyecto, pero al mismo tiempo siempre está la pregunta: ¿una precuela de Breaking Bad? ¿Es necesario? Se escribieron cientos de notas en muchos medios argumentando en contra de su existencia. Que equivocados estaban.
Ya era suficientemente desafiante plantearse hacer una precuela de Breaking Bad, y era doble desafío hacerlo alrededor de un personaje secundario que fue introducido inicialmente en la segunda temporada en un episodio llamado justamente Better Call Saul -escrito por Peter Gould- con la intención de añadir una cuota de comedia a una historia que se tornaba cada vez más oscura. Saul Goodman era un personaje, podría decirse tranquilamente, unidimensional. Un abogado simpático y colorido sin muchos escrúpulos del que no conocíamos nada más allá de lo que sucedía en su excéntrica oficina siempre en servicio de Walter y Jesse. Pero el plantear este spin-off desde la pregunta que puse en el primer párrafo abría un abanico de posibilidades, ¿qué hay detrás de esa fachada?
Así es que Gould y Gilligan nos cuentan la historia de Jimmy McGill, un abogado con cierto gusto a los atajos y a las trampas, pero con un buen corazón. Algo bastante alejado a lo que vimos antes. ¿Cómo se llega a destino? Dos personas serán determinantes en su arco completo aunque de formas muy diferentes: su hermano mayor Chuck y su pareja Kim Wexler.
En el episodio final de la serie se hace mención varias veces a “la máquina del tiempo”, y me parece algo clave para esta serie. BCS es mucho más que una “precuela”. Es un viaje de muchos años por la vida de Jimmy, un estudio de personaje tan profundo y bien escrito como pocas veces se ha hecho. Que exista Breaking Bad y conocer al Saul Goodman de esa línea temporal es algo que tenemos presente constantemente durante toda la serie y le añade un ingrediente único que los creadores saben aprovechar. Los viajes recurrentes “al futuro” descolorido con Gene también nos marcan un destino inminente. BCS es sobre el paso del tiempo y cómo nuestros vínculos afectan nuestra esencia. Por qué hacemos lo que hacemos y si es posible volver después de cruzar cierta línea.
Chuck siempre estuvo convencido de la naturaleza maliciosa de Jimmy, le dijo más de una vez que era imposible que cambiara: por siempre sería Slippin Jimmy y lastimaría a todos los que lo rodean.
Kim, sin embargo, siempre vio lo bueno en Jimmy. Pero no es lo único que ve, y esto es lo más hermoso de todo, lo ve con lo bueno y lo malo y lo ama de todas maneras. Ya hice un reel hablando de lo maravillosamente escrita que está esta pareja y el final de la serie no hizo más que confirmarlo. No necesitamos diálogos para entender todo.
Después de la inimaginable tragedia de la muerte de Howard que tendrán que cargar siempre, algo se quiebra y no se puede reparar, pero en el final a Saul sólo le basta la presencia y mirada de Kim para hacerse cargo de una vez de todo y recuperar su alma, volver a ser Jimmy. Aunque le cueste una vida tras las rejas, lo vale si puede compartir un cigarrillo más con Kim, sentirse una vez más el hombre que era antes, usar la máquina del tiempo para volver atrás al menos por un instante.
El fin de Better Call Saul es el fin de una era no sólo porque se cierra un universo creado allá por 2008, sino porque creo que de alguna forma se cierra una era de la televisión que no existe más. En los tiempos donde el contenido es lo que importa, una serie con la paciencia y la atención al detalle como BCS es difícil que vuelva a existir.
Gracias Gould y Gilligan por esta belleza. Quite a ride, huh?