Siempre me gustaron las películas de juicios. Básicamente porque brindan el contexto perfecto para escribir grandes escenas de diálogo. Muchas escenas con personajes hablando en lugares, resolver conflictos y desarrollar arcos de manera elocuente. También es el desafío de la dirección poder filmar a estas personas hablando en habitaciones de manera interesante para que ayude a generar el clima de tensión adecuado, y obviamente poder narrar también desde lo visual.
Creo que en cierto modo #Conclave tiene mucho de esto sin ser estrictamente una película de juicios, aunque sí me hizo pensar en 12 Angry Men. Solo que acá son muchos más hombres, y además son cardenales. En esta película, el director Edward Berger -a quien conocemos por la remake de All Quiet on the Western Front que hace un par de años se llevó varios Oscars- aprovecha para deleitarse filmando estos salones y pasillos de mármol frío del Vaticano de las formas más bellas posibles.
El Papa acaba de fallecer y lo que sigue es la elección de un nuevo Sumo Pontífice mediante lo que se conoce como cónclave, donde los cardenales se encierran en sus aposentos y se reúnen diariamente en la Capilla Sixtina para ejercer su voto tantas veces haga falta hasta poder alcanzar una mayoría y finalmente expulsar el tan esperado humo blanco de la chimenea. Todo esto es presidido por el Decano, el cardenal con más rango después del Papa, encarnado acá magistralmente por Ralph Fiennes que se luce en una interpretación de esas bastante medidas. Aunque tiene un par de monólogos memorables, creo que su mayor logro está en los pequeños gestos, en cómo vamos viendo su transformación, cambio de opinión o quizás simplemente sus verdaderas intenciones y ambiciones siendo reveladas.
Esta película tiene un tono que me compró por completo. Es dramática, sí. Pero con el uso tan evidente de la música y cómo van sucediendo los acontecimientos, cómo se “corren los chismes”, y finalmente una revelación final bastante desacatada no puedo evitar pensar que Conclave es en cierto punto puro entretenimiento y diversión, cosa que no me esperaba para nada de una película con un montón de señores adultos en el Vaticano.
En esta elección se plantean dos bandos entre los cardenales con visiones prácticamente opuestas sobre el rumbo de la Iglesia. Una un poco más progresista, encabezada por el cardenal Bellini (siempre un placer ver a Stanley Tucci) que pretende continuar por el camino que había tomado el Papa recién fallecido, y otra más tradicional encabezada por el cardenal Tedesco: que quiere volver a las bases de la religión católica hasta el punto de retomar las misas en latín. Cualquier parecido con elecciones presidenciales alrededor del mundo no es pura coincidencia y Conclave pretende reflejar esta grieta pero sin omitir que hay grises para todos, y la ambición por el poder está en todos los bandos. Más allá de los paralelismos que pueda haber con discusiones fuera del Vaticano, creo que también son discusiones que se dan dentro de la Iglesia, y no creo que el panorama sea muy diferente al que plantea esta película durante el próximo cónclave en la vida real.
Como dije al comienzo, una película con grandes actores diciendo buenos diálogos tiene que complementarse con lo visual, y acá todo eso también está. La paleta de colores de esta película es exquisita, resaltando el color rojo de la vestimenta de los cardenales, de las aberturas, o de las pinturas contra el mármol pálido del piso y las paredes. Berger también se luce con muchos planos detalle de colillas de cigarrillo, anillos, lapiceras, detalles en el vestuario, rostros. También hay muchos planos abiertos donde los personajes quedan pequeñísimos dentro de estos palacios tan vastos, transmitiendo cierta soledad y desolación.
Conclave es también una película de procedimiento, es decir que usa montajes para mostrarnos cómo funciona una elección papal dentro de una institución plagada de protocolos y tradiciones. De por sí el hecho de que estén encerrados cual reality de televisión es bastante curioso, y si además hay un montón de parafernalia litúrgica filmada tan cinematográficamente, por supuesto que será un deleite.
Grandes actuaciones, excelente fotografía y un final que me descolocó pero al menos me dejó pensando, esta película creo que se mete entre mis favoritas del año.
¿La vieron? ¿Qué les pareció?