Dune Part Two
Hace poco más de dos años se estrenaba la primera entrega de #Dune de la mano de #DenisVilleneuve. Como contó en varias ocasiones el director canadiense, se trataba de un proyecto que lo obsesionaba y deseaba hacer desde chico. Aún en un contexto de incertidumbre para las salas post-pandemia y en un momento en donde los estrenos de Warner aparecían en simultáneo en streaming, la película logró un buen desempeño en taquilla que le aseguró una segunda parte.
A pesar de que en ese momento le había valorado un montón de cosas a Dune (más que nada los aspectos técnicos, porque el espectáculo visual y sonoro es innegable) la película en sí me había dejado bastante fría. No pude conectar con ningún personaje y eso hizo que la historia no me interesara demasiado. Vale aclarar que no leí los libros y era mi primer acercamiento a este universo. Sin embargo la volví a ver este año y me gustó muchísimo más, incluso pude encontrarle el atractivo a este mundo, a los personajes y a lo que Frank Herbert (y Villeneuve) nos quieren contar con esta historia. Incluso entender algo de esa frialdad.
Con Dune Parte Dos ya tenemos un panorama más completo (que también le ayuda mucho a la primera) y Villeneuve logra una epicidad aún más impresionante que en la anterior, en todo sentido. Esta película tiene secuencias que te pasan por encima y que no se ven todos los días en el cine. De hecho, creo que nunca vi una película tan gigante como Dune Parte Dos en toda mi vida. La ambición de Villeneuve es absoluta.
Greig Fraiser despeja todo tipo de dudas de que es de los mejores directores de fotografía trabajando hoy en día. Ya desde la primera secuencia con los Harkonnen persiguiendo a Paul en el desierto, durante ese eclipse naranja y esa paleta de colores increíble, sabemos que estamos en buenas manos.
Esta segunda parte tiene toda la emoción y los arcos de personaje que se sentía que faltaban en la primera.
A pesar de que la película es muy cargada, se toma su tiempo en la primera mitad para mostrarnos a la cultura Fremen y a Paul aprendiendo a adaptarse al desierto. Desde los primeros minutos también se va reforzando la idea presentada en la anterior sobre la profecía del Mesías, la fe ciega de algunos como Stilgar (un excelente Javier Bardem) en Paul, y el conflicto interno de nuestro protagonista ¿aprovechar esta creencia para vengar su Casa y la muerte de su padre?¿ser uno más de los Fremen como se lo prometió a Chani? ¿Hay algo de la fe de los fanáticos que lo convence a él de ser Lisan al Gaib?
Me parece muy acertado que el corazón emocional y moral en esta película esté depositado en Chani, personaje que logra ganarse al espectador y funciona como contraposición al camino de tiranía que elige Paul. La película decide terminar con un plano de ella y que su rostro junto con la música de Hans Zimmer (que vuelve a deslumbrar) te emocione y te ponga la piel de gallina. No quiero dejar de mencionar el trabajo de #Zendaya, que logra lucirse y darle a Chani la humanidad que un papel así necesita para ser efectivo.
Junto con el Stilgar de Javier Bardem, la Lady Jessica de Rebecca Ferguson es mi interpretación favorita. Otro personaje que va mostrando cada vez más su lado oscuro y Ferguson logra ser completamente intimidante. Me encanta la idea de las Bene Gesserit orquestando el poder desde las sombras, manipulando desde comunidades enteras hasta emperadores y duques para llevar un plan dibujado por ellas.
Y eso nos lleva a hablar del elefante en la habitación. O del ratoncito, Muad’Dib. Paul Atreides es el protagonista de esta historia, pero esta no es una historia con un camino del héroe convencional, más bien una reinvención del concepto. Tanto Frank Herbert como Villeneuve nos intentan advertir sobre los peligros de la figura del héroe salvador, ese que viene de afuera con promesas de paraísos utópicos. Dune se escribió hace 60 años pero nunca pierde relevancia porque la manipulación de los poderosos sobre los vulnerables a través de promesas, de profecías o fanatismos religiosos que enceguecen la fe nunca pasa de moda. Sólo cambian los rostros, o los nombres.
#TimotheeChalamet navega todas las facetas de Paul con gran altura, tiene escenas muy desafiantes y complicadas, algunas sobre las que estaba bastante escéptica, pero logró convencerme. Creo que oficialmente se recibe de estrella.
Más aún que la primera parte, esta segunda es sobre el poder y cómo se lo utiliza. Quién lo tiene y hasta cuando, quien lo usurpa después. Feyd Rautha es una de las mejores adiciones de esta entrega, con Austin Butler poniendo nuevamente todo. Cuerpo, alma y voz. Feyd Rautha emerge como el nuevo poder Harkonnen desafiando a su hermano y después a su tío, pero a su vez está puesto ahí por alguien más. El poder de las sombras siempre moviendo los hilos.
Que exista un blockbuster de esta magnitud y que tenga el éxito que está teniendo, aún tratándose de lo que se trata, teniendo un ritmo particular y diferente al que suelen tener películas de este tamaño, y que se enfoque en una historia que puede tener muchas lecturas interesantes que se pueden aplicar a muchos temas actuales, me resulta realmente fascinante y me pone muy feliz.
Esta película es rica en historia y en espectáculo. Deja la vara altísima para los próximos estrenos del año. Nada se ve ni se escucha como Dune.
¿La vieron? ¿Qué les pareció?