Godzilla Minus One
Mucho habíamos escuchado el año pasado sobre Godzilla Minus One, la nueva película japonesa sobre el icónico monstruo que todo el mundo estaba diciendo que era la mejor que se había hecho en mucho tiempo. Además de eso, este año la modesta producción japonesa logró quedarse con el Oscar a Mejores Efectos Visuales, ganándole a películas como Guardians of the Galaxy Vol. 3 o Mission Impossible Dead Reckoning que tenían más de diez veces su presupuesto.
Afortunadamente hace unos días apareció por fin en Netflix así que ya todos podemos verla (si aún no la vieron, corran), y efectivamente confirmar que esta película es espectacular. Dirigida por Takashi Yamazaki, Godzilla Minus One recupera ese Godzilla amenazante y terrorífico de aquella primera película de 1954. Esta película tiene un tono sumamente dramático y alejado de las últimas entregas hollywoodenses donde el atractivo del reptil gigante pasa más por un espectáculo pochoclero de verlo pelearse contra King Kong que por una historia narrativamente interesante. Es cierto que la película de Gareth Edwards de 2014 sí intentaba darle otro tono un poco más dramático, y evitaba mostrar al monstruo por gran parte de la película, pero ese film terminaba fallando donde Godzilla Minus One se luce.
La película de Yamazaki nos da grandes personajes humanos con los que empatizamos instantáneamente, por quienes nos preocupamos y queremos que les salga todo bien. Nos importa que de hecho puedan derrotar a Godzilla. Decirlo así parece una obviedad, pero muchas de las películas de Godzilla no sienten la necesidad de dotar a sus personajes de características, arcos y motivaciones porque todo el peso de la película cae en el mosntruo. Cuando Godzilla no está en escena, generalmente no nos interesa. Acá sucede todo lo contrario.
Estamos en Japón en 1945. Koichi Shikishima es un piloto kamikaze que después de no poder disparar a Godzilla y ver morir a todos sus compañeros, regresa avergonzado a Tokyo para enterarse que sus padres fallecieron en el bombardeo.
Pero casi inmediatamente Koichi encuentra una nueva familia en Noriko y la pequeña Akiko, también huérfanas después del bombardeo. Pero nuestro protagonista está severamente traumado y atormentado con culpa del sobreviviente, así que cuando Godzilla reaparece, lo toma muy personal.
Hay varias escenas de Godzilla que me recordaron a Chernobyl, la excelente miniserie de Craig Maizin para HBO. El heroismo de la gente común sacrificandolo todo, arriesgando su vida para salvar a su gente es difícil que no te emocione, y Godzilla Minus One usa todo eso a su favor pero también reforzando la idea de que es heroico y honorable dar la vida por los que amás, pero también es honorable el sobrevivir.
Además de grandes personajes y varias escenas emocionantes, a esta película no le falta espectáculo. Hay varias secuencias impresionantes, y lo mejor de todo es que además de ser increíbles visualmente, son terroríficas. Godzilla destruyendo Ginza y mostrando todo su poder radiactivo es de las mejores escenas de la película. De más está decir a esta altura que el Oscar lo tuvieron muy merecido, porque el monstruo se ve muy bien.
La Godzilla original de 1954 fue una película post-guerra que usaba al reptil gigante para hablar del terror nuclear, una nación traumada y cambiada por siempre después de las bombas. Una de esas casualidades bastante increíbles es que esta película japonesa que retoma estos temas se haya estrenado el mismo año que Oppenheimer. Perfect timing.
No voy a negar que disfruto de las fiestas pochocleras y vacías como Godzilla vs Kong, pero qué refrescante es ver una película de esta calidad, con toda la humanidad y el corazón necesario para conmoverte hasta las lágrimas.
𝐼𝓈 𝓎𝑜𝓊𝓇 𝓌𝒶𝓇 𝑜𝓋𝑒𝓇?
Está en Netflix. Si ya la vieron cuéntenme qué les pareció.