No Hard Feelings
Hubo una época en que las comedias para adultos lideraban la taquilla. No estoy hablando de comedias románticas (que también tuvieron su auge en la misma época), sino películas como American Pie, Austin Powers, There's Something About Mary, entre otras. En inglés se las llama “raunch comedies” porque generalmente tienen chistes de contenido sexual o llevados para ese lado. Creo que la última de éste subgénero que fue un exitazo en salas y quedó en la memoria de todos fue The Hangover (aunque a sus secuelas tampoco les fue nada mal), allá por 2009.
Personalmente nunca fui muy adepta a este subgénero, pero como ya saben, me gusta que haya variedad de opciones en la cartelera para satisfacer a todos los públicos. La comedia es parte del cine desde sus inicios, de hecho, en la era de cine mudo, era el género más importante con genios como Chaplin y Buster Keaton que muchas veces innovaban en técnicas cinematográficas para lograr un chiste.
Obviamente con el tiempo las comedias fueron cambiando de acuerdo al tipo de humor que conectaba con la sociedad en ese momento. Con la aparición del sonido y el código Hays tuvimos las screwball (también hay post de esto), luego se fue más para la sátira de la mano de Billy Wilder, blockbusters para toda la familia en la década de los 80s, y las raunch comedies iban perfecto con las décadas de los 90 y 00s.
Todo este contexto es para decir que #NoHardFeelings llega en un momento donde 1) este género está reservado en mayor parte para la pantalla chica, en plataformas de streaming 2) es cada vez más raro ver guiones originales, películas de mediano presupuesto liderados por una “movie star” y 3) vivimos en una época post-redes sociales y post-varias cosas, donde cuestiones como la cultura de la cancelación creo que afectaron a la producción de estas películas y al humor que vemos en salas.
Creo que sólo con eso bastaba para convencerme a ir al cine a ver No Hard Feelings. No fue un gran éxito pero tampoco un fracaso, y ahora ya está disponible en Hbo Max.
#JenniferLawrence es Maddie, una chica que vive en Montauk en la casa heredada de su madre ganándose la vida siendo Uber… hasta que la grúa se lleva su auto. La desesperación la lleva a aceptar ser la “novia” de un chico de 19 años cuyos padres ricos están preocupados ya que aún es virgen y está a punto de ir a Princeton. Inaceptable.
Hay muchos chistes con la diferencia de edad y generacional que me gustaron (la escena de la fiesta Gen Z me hizo reír mucho), y a pesar que no hay nada demasiado arriesgado, logra sentirse muy fresca. Jennifer Lawrence es la principal razón por la que esta película funciona, tiene ese carisma de estrella y logra ser extremadamente hot pero al segundo siguiente no tiene miedo de hacer algo torpe o tonto y ser muy graciosa. Tiene un timing buenísimo y no entiendo cómo no hizo más comedias.
Hablando de darlo todo, la escena en la playa donde la vemos completamente desnuda me parece espectacular, aplaudo mucho esto. Lo que más me gusta es que la película tiene muchos chistes sexuales y su personaje ES una bomba sexual, pero el único momento donde vemos su cuerpo, es usado para la comedia y no para sexualizarla. Me pareció magistral.
#NoHardFeelings entretiene, divierte, tiene tiempo para comentar sobre las diferencias generacionales y, por supuesto, sobre las clases sociales que, después de todo, es la razón por la que Maddie está haciendo lo que está haciendo: para que unos señores ricos le den un auto. Pero además de todo esto también tiene tiempo de ser conmovedora y regalarte de la nada una escena musical que te va a emocionar y algunos clichés sobre el final que no inventan mucho ni revolucionan el género, pero cumplen en hacerte pasar un buen rato y dejarte con una linda sensación.
Si ya la vieron en cines cuéntenme qué les pareció, y si no aprovechen ahora que está en Hbo Max.