El body horror se refiere al subgénero de terror que se focaliza en lo grotesco del cuerpo humano, generalmente mostrando alteraciones, heridas, sangre o mutilaciones para causar un efecto de asco, rechazo o directamente terror. Así que es justamente apropiado que The Substance, una película sobre la obsesión por la belleza y la juventud femenina que termina derivando en el rechazo hacia el propio cuerpo, utilice el subgénero body horror para contar su historia. El horror corporal literal es algo con lo que lidiamos diariamente en cierta medida.
Coralie Fargeat no es ajena a la sangre y a llevar las cosas al extremo, porque ya había mucho de esto en Revenge, su primera película. Una “rape and revenge” que también circulaba en un universo similar al nuestro pero con toques surrealistas, donde satirizaba la mirada masculina exagerándola de una forma que te ponía extremadamente incómodo. Todo eso vuelve a estar The Substance, y posiblemente multiplicado al doble.
Elizabeth Sparkle (Demi Moore) es una estrella de televisión al frente de un programa de gimnasia, que al cumplir 50 años es despedida para ser reemplazada por alguien más joven y bella. En su desesperación, se topa con una especie de fórmula mágica llamada La Sustancia que promete sacar una versión mejorada de tu persona. Y literalmente sale otro cuerpo de su espalda: Sue, interpretada por Margaret Qualley. Dos cuerpos, una persona, como repite varias veces la voz misteriosa al otro lado del teléfono.
Me gusta como la película establece claramente su universo y su verosímil. Elizabeth vive en una Los Angeles para nada realista, que se asemeja más a un set que a una ciudad. Los estudios de grabación del canal también parecen salidos de alguna pesadilla Kubrickiana. La dirección de arte es alucinante. El diseño del kit de la sustancia es al mismo tiempo memorable y eficaz para establecer claramente las reglas de su funcionamiento, y que obviamente sabemos se van a romper.
Esta no es una película que anda con sutilezas, todo lo contrario. Es una sátira que exagera hasta el punto del ridículo cosas como el personaje de Dennis Quaid de un productor misógino y desagradable (que se llama Harvey, sutilezas nada) filmado casi siempre con lentes de ojos de pez que exageran su rostro. O la “male gaze” de la cámara filmando el cuerpo de Margaret Qualley casi de manera porn*grafica. Entiendo que estas cosas te puedan funcionar para el lado de la sátira camp, o que puedan resultar algo tontas. A mi me funcionaron completamente y, a pesar de que la temática de la película esté muy expuesta sin demasiadas metáforas, aprecié que no se tome muy en serio y justamente todo esto sirva para la comedia.
Más allá de que la obsesión por la belleza y la juventud en la industria se ha tocado ya desde Sunset Boulevard, la crudeza y brutalidad de The Substance la convierten en algo diferente. Sobre todo hoy en día, donde a pesar de haber avanzado en muchos temas alrededor de los cuerpos y la imagen, esto sigue más vigente que nunca. Los métodos de belleza y rejuvenecimiento están hoy al alcance de todas, ya que han avanzado al punto de no requerir una intervención quirúrgica costosa. Vivimos en el auge del botox, de los fillers, del Ozempic y de básicamente cualquier cosa que venga en una jeringa y prometa “embellecer” o “rejuvenecer”, aunque no sepamos con seguridad qué consecuencias o secuelas puedan traer. La obsesión es tal que ahora existe el término “filler blindness” para aquellas mujeres cuya percepción de su imagen se ha distorsionado tanto que no pueden parar de inyectarse. Como una adicción.
Hace un tiempo, la obsesión con la imagen estaba más reservada para estrellas o figuras que construyen su carrera alrededor de cómo se ven y que tienen una cámara apuntándoles constantemente. Hoy en día todos tenemos una cámara apuntándonos, y las redes sociales han exacerbado este problema. Estamos en la era de los filtros y los retoques.
Demi Moore pone cuerpo y alma en esta interpretación con una Elizabeth que recorre todas las emociones hasta el punto de quiebre. Probablemente la mejor escena de la película sea la de ella frente al espejo. Demi Moore es bellísima, pero la imagen de Sue la afectó tanto que no puede verlo. Se pone cada vez más maquillaje para disimular los defectos que ve, y no puede darse cuenta cuando es demasiado. Hasta que se lo quita con violencia, lastimándose y odiandose. Su inseguridad le impide salir. Es la escena más lograda y sincera, porque estoy segura de que todas pasamos por esto en algún nivel. Enfocarnos en un defecto estético que nos arruina la vida. El desprecio hacia uno mismo es profundamente triste.
The Substance sin embargo se extiende un poco más de lo necesario en su último acto. Disfruté muchísimo el body horror monstruoso de “ElizaSue” y la explosión roja a lo Carrie, pero llega un punto de repetición, con decisiones de montaje sonoro y visual que refuerzan cosas innecesariamente. Por momentos parece que la película tiene tres finales.
The Substance es divertida, poderosa, memorable y relevante. Ah, y entiendo que pueda impresionar a algunos pero a mi no me pareció para tanto.
¿La vieron? ¿Qué les pareció?
A mí no me gustó para nada... se me hizo eterna, pesada y repetitiva. Pero me encantan tus críticas. Slds!