The Taste of Things
Si hay algo que disfruto de ver es cuando en una película se retrata una pasión. Ya sea un deporte, la pasión por el mismo hecho de hacer cine o por cualquier tipo de arte. Y por supuesto que la gastronomía es un arte, y #TheTasteOfThings lo demuestra maravillosamente.
Esta película francesa de la directora Tran Anh Hung quedó un poco opacada durante la última temporada de premios porque fue Anatomía de Una Caída la que se llevó todos los elogios, a pesar de que The Taste of Things fue la elegida por Francia para enviar a los Oscars, y finalmente no terminó quedando entre las cinco nominadas. Pero alrededor de estas controversias y comparaciones con el film de Justine Triet, creo que no se habló lo suficiente de esta magnífica película.
Nos situamos en la campiña francesa a fines del siglo XIX, aunque no hay demasiada especificidad de tiempo y espacio. La mayor parte de la película transcurre en la cocina de la mansión de Dodin Bouffant, una eminencia de la cuisine francesa o el “Napoleón de la gastronomía”, donde Eugenie (Juliette Binoche siempre un placer de ver) es la cocinera principal. Aunque es mucho más que eso, es una artista, como bien dicen varios personajes de la película
La secuencia inicial de la película dura más de treinta minutos y creo que es de los comienzos más increíbles del último tiempo. No porque suceda nada épico o enorme, pero el virtuosismo y el amor con el que está filmado cada plano es realmente conmovedor. Vemos un banquete de muchos platos siendo preparados al mismo tiempo, y eventualmente los vemos siendo saboreados por los amigos de Bouffant y también por la pequeña Pauline, una adorable niña prodigio de la cocina que Eugenie tomará de aprendiz. Una secuencia así no es fácil de filmar. La fotografía, el diseño de sonido que hace que podamos distinguir cada fuente siendo llevada al horno y cada vegetal siendo cortado, todo está trabajado hasta el más mínimo detalle. Ni hablar de lo que cuesta coreografiar una secuencia como esta. Ver a la gente disfrutar de estos platos que vimos ser preparados -cosa que pasa más de una vez en el transcurso de la película- es un payoff enormemente satisfactorio.
Alrededor de toda esta deliciosa comida están nuestros dos protagonistas, Dodin y Eugenie, que técnicamente son empleador y cocinera, pero en más de veinte años juntos han forjado una profunda relación. Es un romance muy peculiar de dos personas de mediana edad que está lleno de ternura y sinceridad que me llevó a las lágrimas en más de una escena. El matrimonio y la pareja se tratan de compañerismo, de trabajo en equipo, de servir y cuidar al otro, y en esta pareja eso se transmite muchísimo.
Por último no quiero dejar de destacar algo que esta película carga en cada escena. El acto de cocinar para alguien, de servirle comida, es una demostración de amor muy grande. Es algo que me recordó a #TheBear, que también refuerza esta idea de plenitud que se puede sentir al cocinar para alguien a quien aprecias mucho. The Taste of Things no sólo nos muestra el gesto romántico de cocinar, sino que sube la apuesta y se anima a mostrar que la cocina puede ser bastante erotizante. Más de una vez se transmite la química entre la pareja protagonista mediante planos de sus manos rozándose al escurrir un vegetal, o sus narices casi tocándose al oler el aroma de una salsa en el fuego. La directora visualmente también muestra más de una vez las formas de los alimentos como análogos de la silueta femenina.
Una película hermosa, de esas que se les nota la sinceridad y el amor con el que fueron hechas. Advertencia, verla te puede abrir mucho el apetito.
La encuentran por ahí.