The Worst Person in the World
Vi The Worst Person In The World hace más de un mes, y quise hacer un post en ese momento pero pasaban los días y sentía que no podía hacerlo, que esta película aborda una abrumadora cantidad de temas que es prácticamente imposible organizarlas en un post, menos uno de 2000 caracteres. Pero como en @quemese estamos cubriendo las películas de la categoría Mejor Película Internacional de los Oscars, grabamos un podcast sobre ella que nos permitió hacer bastante catarsis.
Como la vi por segunda vez, aprovecho para escribir también algo acá, para que quede el registro y la recomendación. Está dirigida por el noruego Joachim Trier y escrita por él mismo junto a su habitual colaborador Eskil Vogt (que este año debutó con la genial The Innocents, que tiene post también). La película sigue a Julie en los años definitorios de la joven adultez, desde los tempranos veinte hasta los treinta, cambiando de carrera, de pasión, de gustos, y de novios.
Tengo una especial debilidad -y por suerte cada vez son más comunes- por las coming of age enfocadas en mujeres en sus 30s, obviamente porque me siento muy identificada. Esta historia me hizo acordar a Fleabag por momentos, serie que amo profundamente, por supuesto. Capaz no es la definición exacta de coming of age, que atribuímos especialmente a películas de adolescentes, pero como The Worst Person in The World muestra, las generaciones cambian y nosotros los millennials tenemos todavía mucho para aprender y descubrir a los 30 años. Julie muchas veces peca de egoísmo, pone su impulso por descubrirse por encima de los sentimientos de los demás, algo con lo que me puedo sentir absolutamente identificada, pero la película no la juzga; todo lo contrario, la entiende perfectamente y nosotros también.
La historia está dividida en 12 capítulos -algunos más largos y otros que duran solo una escena- con un prólogo y un epílogo.
Durante gran parte de ellos, Julie está acompañada por una pareja que va a marcar el rumbo de su vida, y de la que va a aprender mucho, Aksel. Un ilustrador bastante mayor que ella y que resulta el corazón de la película a pesar de no ser el protagonista. El tercer acto tiene momentos con él que me conmovieron hasta lo más profundo, diálogos preciosos.
Por más que creamos que tenemos la vida planeada, que tenemos ideales y principios que en el momento creamos que son definitivos, la vida te va a llevar por caminos que no pensabas. Las preocupaciones que tenés serán probablemente muy diferentes a los problemas con los que termines encontrando, como dice Aksel en un momento. Pero lo importante es aprender con cada uno, y eventualmente encontrarnos con nuestras virtudes y defectos.
La encuentran por ahi, si la ven cuentenme qué les pareció.